lunes, 21 de octubre de 2013

EL CUADERNO EN BLANCO

José Luis fue a escribir su historia, una tarde de febrero. Llevaba en sus manos un bolígrafo color negro y un cuaderno en blanco.

Pese a que su ánimo era elevado y sincero, pensaba que una vida escrita con caracteres negros, debía de ser muy fúnebre.

En realidad, aún era muy prematuro juzgarlo, pues, desde que él había decidido ser autor de su historia, tan sólo habían pasado dos horas.

Hacía el mismo tiempo, que había abandonado la oficina, harto de rutina y complacencia fingida.

Luego de deambular tres o cuatro horas, por el escenario de la que debía de ser su vida, comprobó que su cuaderno aún estaba en blanco.

Una pregunta golpeaba su mente, despertando su calvario: -- ¿por qué no me sucede nada?

Y acurrucado en un banco de la estación de trenes, veía pasar la gente, que, cansada del día que borraba, intentaba, dentro de sus límites, cambiar el mundo, o no. Y su cuaderno estaba en blanco.

Sentado en el cordón de la vereda, contabilizaba minutos, taxímetros, canillitas. Y su cuaderno estaba en blanco.

Fue un golpe seco y sin trascendencia. La chapa de los colectivos es muy resistente. Y al fin, a nadie debía perjudicar que José Luis muriera antes de tiempo, con su cuaderno en blanco…

CARLOS MIGLIORE BATALLER

(Publicado en “CASTALIA”, revista de letras y otras cosas, Año 1-Nº3-Septiembre 1974, 
del Centro de Poetas y Escritores Asociados, Villa del Parque, Ciudad de Buenos Aires)

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